Hace unos días, Andrea Quiñones de Pasada de Moda me escribió para pedir mi opinión sobre el último desfile de Schiaparelli. Sí, ese con las ya famosas (¡y polémicas!) cabezas de animales.
La verdad es que no tenía pensado escribir algo al respecto ya que en los últimos meses he priorizado el trabajo – y la vida – por fuera de lo digital y no he logrado encontrar un ritmo constante para manejar y hacer crecer este newsletter. Pero creo que vale la pena empezar el 2023 hablando sobre ni más ni menos que este desfile. Así que ¡gracias Andre por la motivación! 🙆🏻♀️
Si bien hay mucha información dando vueltas sobre esta polémica, hay tres puntos que quiero agregar a la conversación:
Las semanas de la moda como espacios de publicidad
El poder de la moda en la creación y promoción de ideas
La moda y la responsabilidad social
Las semanas de la moda como espacios de publicidad
Originalmente, los desfiles de moda eran espacios de promoción y venta de nuevos productos y estaban dirigidos tanto a compradores profesionales como a clientes individuales. Las modelos incluso salían con pequeños cartelitos con el número del diseño para que les invitades pudieran anotar los looks en los que estaban interesades. Sin embargo, esto cambió hace ya muchos años y el proceso de elección y compra de nuevas colecciones no se da durante la semana de la moda. Esto pasa durante lo que se conoce como el market week, una semana en la que la finalidad es vender las nuevas colecciones y en la cual no hay desfiles. Lo que sí hay son muchas reuniones en espacios especialmente reservados para recibir a los compradores, para que puedan ver las prendas de cerca y, finalmente, cerrar ventas.1
Entonces, ¿cuál es el nuevo rol de los desfiles y las semanas de la moda? Poner a las marcas al centro de la conversación.
Hoy en día las semanas de la moda son espacios de publicidad en los que lo que sea que se presenta en pasarelas no necesariamente se vende ya que la meta es poner a la marca en boca de todes – el producto que sale a la venta puede ser una modificación de lo que vemos en esas pasarelas o incluso algo totalmente distinto.
En el caso de Schiaparelli ellos ya tenían una colección maravillosa sin esas cabezas, pero las cabezas fueron las que generaron la polémica que logró que el desfile diera la vuelta al mundo.
El poder de la moda en la creación y promoción de ideas
No es novedad que la moda es tradicionalmente considerada como algo superficial y sin importancia, pero lo cierto es que juega un rol muy importante en la construcción de ideas sobre infinidad de temas. Por ejemplo, sobre el hecho de que el rosado sea considerado como color de niñas y el celeste como color de niños. La mayoría de personas tendrán algo que decir sobre esto – incluso si consideran que no saben nada sobre moda. Lo gracioso es que hasta hace menos de 100 años esta asociación no existía: el mercado de ropa de bebés recién empezaba y el color popular era el blanco o los colores claros. Incluso, el rosado era considerado como un color para niños y el celeste para niñas y, en algunas épocas previas al siglo XX, estos colores no tenían asociación alguna. Fast forward al siglo XXI y hay personas que lo ven como algo tallado en piedra.2
Otro ejemplo del poder de la moda en la construcción de ideas es el exotismo asociado a la moda latinoamericana. Es algo tan popularizado que ya se toma como la esencia de nuestra región.
Entonces, si bien las cabezas de animales en el desfile de Schiaparelli estaban inspiradas en la Divina Comedia de Dante Alighieri, el mensaje principal no fue un mensaje de arte en la pasarela: fue un mensaje de aceptación y promoción de la matanza de animales para el consumo y la diversión. Sí, es cierto que PETA incluso alabó la creatividad del director creativo, pero eso no deja de lado la polémica creada porque hoy en día no podemos escondernos detrás de la excusa de “hacer arte.” Porque, además, el arte también crea y promueve ideas. Y esto me lleva al último punto.
La moda y la responsabilidad social
Uno de los tantos problemas de la construcción de la moda como algo superficial es que se llega a creer que no juega un rol importante en la construcción de una sociedad más justa. Sí, las marcas de moda son negocios como cualquier otro y, si no venden, dejan de existir – como en cualquier otra industria. Pero no podemos dejar de lado el punto dos: el poder que tiene la moda en la construcción de discursos. Las marcas de moda, y especialmente las de la talla de Schiaparelli, tienen plataformas a las que todes voltean a ver. Estas casas de moda son referentes tanto para la moda como para la cultura – y eso viene con una responsabilidad mayor.
Personalmente, no creo que las cabezas hayan sido necesarias. La colección era lo suficientemente fuerte sin ellas, pero, en un mundo que vive a través de las redes sociales, volverse viral y resaltar entre los tantos desfiles presentados durante la semana de la moda es, a veces, prioridad.
En otras noticias y para ya cerrar…
A finales del año pasado tuve el placer de conversar con Francis Peña sobre el legado de Alessandro Michele en Gucci. La entrevista está dividida en dos partes y puedes verla a través de este link.
¡Gracias mil por leer y hasta el próximo número!
Sandra
Aunque esto es otra parte de otra conversación, vale la pena mencionar que antes de estar creando nuevas semanas de la moda, pienso que lo que nos hace falta en Latinoamérica son más market weeks.
Hablamos sobre la conexión entre la moda y el género en un episodio de Salón de Moda
Hola Sandra: ¿Cómo estás? Te quería preguntar dónde se almacenan y mantienen todas estas colecciones, el espacio no es infinito y hasta que alguna de estas piezas integre una exposición pueden pasar muchos años. Pienso por ejemplo en ese diseño de Schiaparelli que era una estructura de esmeraldas....¡¡¡uffff!!! o en la indumentaria de Thom Browne también. Cada marca debería tener su museo, como el de YSL. Un abrazo.
¡Excelente esta reflexión Sandra! Muy de acuerdo.